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Arte Prerrománico en Oviedo

Es único en el mundo. En Asturias se localizan 14 recursos de Arte Prerrománico y dos de ellos, los más importantes, en el Monte Naranco de Oviedo.

En Asturias se localizan 14 edificios con menor o mayor grado de conservación, principalmente en el centro de la región y en el Monte del Naranco, a cuyos pies crece la ciudad de Oviedo, coinciden dos de los monumentos más representativos del arte prerrománico asturiano.

En ellos queda claro que arquitectura y escultura están íntimamente unidas. Son edificios estirados pero de dimensiones proporcionadas y sin grandes aspavientos. Formas utilitarias, de ornamento austero, que en el fondo proponen muy buenos argumentos estilísticos, una unidad estética de todos los elementos que sorprende más por la fecha temprana en que surge.

La ciudad de Oviedo, como capital del reino de Asturias que fue, guarda joyas arquitectónicas notorias que se fueron forjando durante 200 años de monarquía y de arte prerrománico asturiano. Desde que comenzase el reinado de Don Pelayo en el año 722 hasta la muerte de Alfonso III en el 910, cuando la capital regia se traslada a León.

El popular palacio de Santa María del Naranco fue ideado en su origen como residencia real, palacio de caza y lugar de descanso de Ramiro I. Su belleza y funcionalidad ya se admiró en el medievo. Consta de dos pisos, el superior es un gran salón abovedado que se abre al exterior por dos amplios miradores. En el mismo siglo de su construcción, siglo IX, se transformó en iglesia. Son de destacar sus capiteles de tipo bizantino, eso sí, con el típico sogueado asturiano, y las representaciones de animales y figuras humanas.

A escasa distancia nos encontramos con San Miguel de Lillo o Liño. Un templo regio que se supone se correspondía con el palacio cercano del monarca. Este monumento ha llegado a nuestros días muy alterado. En el siglo XIII se hundió en parte debido a las malas condiciones del terreno sobre el que se asienta. De su trazado original sólo se conservan el cuerpo occidental y el primer tramo de las naves. Es sumamente interesante el apartado decorativo, los relieves que se encuentran en las jambas de las puertas son de una exquisita factura; así como las celosías y la tribuna del interior, pensada para dignificar las ceremonias religiosas a las que asistía el rey. 

San Julián de los Prados Otro bello ejemplo de la arquitectura prerrománica asturiana se ubica a la entradas a la ciudad en su vertiente oriental. No es otra que la iglesia de San Julián de los Prados o Santullano , como popularmente se la conoce. El rey Alfonso II el Casto dedicó a San Julián y a su esposa Santa Basilisa esta bellísima iglesia. Data del siglo IX y por aquel entonces quedaba integrada en su palacio extramuros de Oviedo. Es el mayor templo prerrománico que se conserva en España. Tiene tres naves con crucero y tres ábsides de cabeza cuadrada. En paralelo a su arquitectura, Santullano conserva un repertorio pictórico que la convierte en una de las más singulares iglesias del arte altomedieval español. Se sabe que los frescos cubrían todo el interior, incluso la techumbre, y se han vinculado con las pinturas murales de tradición pompeyana.